lunes, 5 de junio de 2017

LA CIENCIA-FICCIÓN TAMBIÉN TIENE ALMA (BLADE RUNNER)



La Ciencia ficción también tiene alma (Blade Runner)


-A principios del siglo XXI, The Tyrel Corporation desarrolló un nuevo tipo de robot llamado NEXUS. Un ser virtualmente idéntico al hombre– y conocido como replicante. Los replicantes Nexus 6 eran superiores en fuerza y agilidad y al menos igual en inteligencia a los ingenieros de genética que los crearon. En el espacio exterior, los replicantes fueron utilizados como trabajadores esclavos en la arriesgada exploración y colonización de otros planetas. Después de la sangrienta rebelión de un equipo de combate Nexus 6 en una colonia sideral, los replicantes fueron declarados proscritos en la tierra-bajo pena de muerte. Brigadas especiales de policías- con el nombre de unidad Blade Runner– tenían órdenes de tirar a matar al ver a cualquier replicante invasor. A esto no se le llamó ejecución.

Se le llamó retiro...

Así comienza en lo que en mi opinión (es solo una apreciación personal) es la mejor película de ciencia-ficción de todos los tiempos.

Inspirada en la novela de Philip K. Dick. ¿Sueñan los Androides con ovejas eléctricas?, digo inspirada que no basada, porque la película solo toma algunos elementos de la trama de la novela y la amplifica otorgándole un toque menos frío e impersonal y más melancólico. La ambientación y las imágenes le añaden un lenguaje propio, creados con los decorados de Syd Mead (Toda una revolución visual en su momento) y secundado por la B.S.O de Vangelis. Hay una larga lista de diferencias, por ejemplo falta un androide de la novela, o la sugerencia de otro cazarecompensas a Deckard (Harrison Ford) para que se acueste con una “andrilla”. O Iran la mujer de Deckard en la novela.

En internet se pueden encontrar muchas webs españolas muy buenas donde hacen análisis muy interesantes sobre la película.

Observándose detalles como la partida de ajedrez, replica de una partida histórica considerada como una de las mejores, de la historia ajedrecística, hasta detalles como las figurillas de Origami, la imagen del unicornio simbolizando la libertad o las fotos de la casa de Deckard, dejando entrever que él mismo puede ser un replicante. En fin, una maravilla de historia visual.

Usemos los ojos de la imaginación y adentrémonos un poco en algunas de sus escenas más significativas. (Hay muchas más), pero probemos su sabor, para hacernos una idea.

Juguemos un poco con las palabras y empecemos con el título ya sugerente de por sí:

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

¿Soñamos los seres humanos con amores sintéticos?

¿Sueñan los androides con anhelos humanos?

¿Soñarían los androides con ser humanos? Sería algo cuanto menos paradójico. Si en teoría fuesen más perfectos que los humanos… No debemos olvidar una de las frases míticas de la película. “Más humanos que los humanos”. La paradoja de las paradojas, un ser artificial concebido, diseñado por la mano del hombre, más humano que la propia criatura que le dio el ser de su existencia, su “hálito vital”, por decirlo de alguna manera.

No debemos olvidar que todo lo creado por el hombre es artificial. ¿Podrían tener los androides un alma artificial? Cuan absurdo parece y cuan fascinante, ¿verdad? Todo ser con alma puede amar, incluso los animales también pueden amar, como un perro a su amo. ¿Entonces es posible que un ser humano como Deckard, (Un cazador de bonificaciones) pueda amar a un ser artificial como Rachel?

Rachel puede sentir miedo a ser “retirada”, si puede tener algo más que los sentimientos primarios básicos de supervivencia de cualquier criatura viva, ¿puede ella también amar? ¿Como los seres humanos? ¿De una manera distinta?

¿Aproximada tal vez? ¿Sus sentimientos podrían ser una réplica exacta de los de los seres humanos?... Sigamos adelante.

No solo el amor, también se explora de una manera muy acertada lo que puede ser y significa el miedo, como podemos interpretar en la siguiente frase del replicante Roy en las escenas finales de la película:

Roy: Quite an experience to live in fear, isn´t it? That´s what it is to be a Slave.

Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo.

Damos por sentado que nuestra libertad, se mantiene y se protege sola. Somos nosotros mediante nuestros actos los que debemos cuidarla y protegerla, sin por ella, dejar de respetar la de nuestros semejantes, de lo contrario viviríamos en una forma de esclavitud encubierta, de miedo y de horror. No es necesario mirar muy lejos de nuestra realidad cotidiana, para comprobar que la esclavitud existe: Sexual, laboral, económica, ideológica, política, material, legal…

Demos otro pasito más y adentrémonos en otra de las míticas frases de Blade Runner:

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir…"

Lo peor que nos puede pasar en ocasiones, no es ya solo que nos arrebaten la dignidad, la libertad, la salud o la vida, sino que nos arrebaten nuestra humanidad. Es curioso, pasan los años y la película gana, en matices y enfoques.

¿Cómo es eso posible? Quizás porque la trama ya no se ubica en un futuro tan lejano, quizás porque el convivir con seres artificiales a nuestro alrededor, se ve como algo más que posible y probable. Disciplinas científicas, como la transgenética, ingeniería genética, hibridación, cibernética, nanotecnología, bioquímica, o ingeniería molecular, por citar solo algunas, cuya combinación con otras disciplinas ya sean presentes o futuras nos permiten comprobar que es cada vez más verosímil tal eventualidad.

¿Entonces qué sucederá? ¿Realmente qué sucedería, más allá de historias, hipótesis y películas? Si los seres humanos en esta bola de barro que llamamos planeta tierra, apenas podemos convivir los unos con los otros, ya sea por la ideología, cultura, religión, idioma o color de la piel, intereses, miserias y debilidades propias de nuestra raza. ¿Cómo íbamos a convivir con seres artificiales capaces de superarnos en las cosas más básicas? Y no me refiero intelectualmente solo. Si no en capacidad de trabajo, fortaleza, capacidad de respetar las normas y leyes sociales y tantas otras opciones posibles? Probablemente en un principio serían un producto más, interesante por las posibilidades económicas que ofreciese, ¡Compren dos androides por el precio de uno! ¡Y le regalamos también este hermoso juego de cubertería gratis…!

Como un electrodoméstico más… hasta que por el motivo que fuese los viéramos como una amenaza.

¿Podría existir en el futuro una brigada de seres artificiales encargados de atrapar a los delincuentes humanos?, ¿En acciones militares?, ¿para abortar manifestaciones populares ilegales? ¿Dónde estaría el límite? Sería más fácil e impersonal que un ser artificial hiciese el trabajo sucio…

¿Y si alcanzasen tal grado de autosuficiencia intelectual que les hiciesen conscientes de sí mismos y exigieran su autodeterminación de los seres humanos, con sentimientos propios, ideas, sueños…?

Blade Runner propone todo esto y más, mucho más, con un lenguaje gesticular, miradas y silencios de lo más significativos por parte de su acertado elenco de actores, soberbiamente escogidos y dirigidos por Riddley Scott.

Un clima melancólico de decadencia envuelve la película constantemente. Fondos dorados, metálicos, edificios broncíneos, tonalidades claro oscuras, un magnífico uso de las primeras tomas y las sombras, una fotografía que da un toque de sutil intimidad a cada escena. Una intimidad fría, de una desarraigada soledad se encarama en cada movimiento y acto de sus personajes. Un desasosegante vacio parece contenerlo todo hasta el final. En el que demuestra ser más humanos que los humanos, es el replicante protagonista, Roy el cual perdona la vida a su cazador, estando dispuesto a morir para que la vida continúe a través de Deckard.

Simbolizándose en una paloma que inicia el vuelo hacia lo desconocido. Aunque también puede interpretarse de otras muchas maneras. El alma de Roy que abandona su cuerpo artificial. La vida que se escapa en su último aliento… Efectivamente, la ciencia-ficción también tiene alma, la que le imprimimos nosotros los seres humanos. Porque si permitimos que nos arrebaten nuestra humanidad, nos lo habrán arrebatado todo por lo que merece la pena vivir. Ese es el silencioso canto de Blade Runner que respetemos la vida, toda forma de vida, incluso la artificial.


Gabriel Guerrero Gómez
 
 
 
Artículo publicado en el año 2009, en la columna "Explorando el futuro", del diario digital "El Heraldo del Henares". También incluido en el título: "Explorando el Futuro".



























































































































































































































































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